Costa del Arroyo.

Solté un suspiro, mientras respiraba el puro aire que me rodeaba. Pasé una mano por entre los verdes pastos. El sol me daba de lleno en el rostro, y pese a que en poco rato anochecería, sus rayos eran cálidos y reconfortantes. Una leve sonrisa se dibujó en mis labios, al tiempo que cerraba los ojos.

Mi cabello se encontraba suelto, y sentía algunas hojas adheridas a él. No es como si me molestase. Sumergí mis pies descalzos en las frías aguas, todavía con una pacifica sonrisa.

Salí del pueblo y me dirigí al bosque que lo rodeaba, era agradable, no era como los demás bosques, este tenía algo.
Me adentré por un pequeño sendero, y llegé a un arroyo tranquilo, el agua bajaba serena entre las piedras. Entonces ví a una mujer adentrarse en él, me aceequé lentamente, sin apenas hacer ruido.
-Buenas tardes - Dije en un susurro.

No había percibido ningún sonido, por lo que me asombré un poco al escuchar una voz a mis espaldas. Retiré de inmediato los pies de dentro del lago, y me paré rápidamente. Antes de que me hubiera dado cuenta, tenía el arco en manos y una flecha a punto de ser lanzada, directo al pecho de quien quiera que fuese aquella persona.

Alcé una ceja cuando noté que no era nadie peligroso. Guardé nuevamente mis armas en el carcaj, y le sonreí amablemente a la muchacha.

—Lo siento —le dije—. Me has sorprendido —una vez todo de nuevo en su lugar, me giré por completo a la joven—. Buenas tardes a ti también. ¿Quién eres?

Di unos pasos atrás cuando vi su arco -Lo-lo siento, no quería asustarla - Dije mientras ella guardaba su arco. - Me llamo Amanda Gray, soy nueva aquí, y simplemente estaba visitando todo esto - Eche un vistazo a mi alrededor - Es enorme.

Le miré, negando con la cabeza.

—Soy yo la que debe disculparse. Actué sin pensar.

No pude evitar que una sonrisa se mostrara en mi rostro cuando mencionó que el lugar era enorme. Asentí.

—Es enorme, y siquiera yo conozco todos sus lugares escondidos. Mas estas tierras son así —miré a mi alrededor, como si esa mirada abarcara todo—. Es un placer conocerte y que te tomes el placer de visitar mi Reino. ¿De dónde vienes?

No recordaba haberla entrevistado. Debía de formar parte de los reinados de alguna de mis hermanas.

-Desde hace unas horas pertenezco al reino de Ceres, al pueblo, soy una vidente segun dijo ella.-toque el agua con un pie - Está helada - Sonreí - He salido a conocer Estésa, todos los reinos que existen.

Mis ojos brillaron.

—¿Vidente? —cuestioné—. He oído cosas maravillosas respecto a esa especie de humanos. Permíteme decirte que yo misma creo que es un honor ser uno de ellos. Mis felicitaciones —incliné la cabeza, con una sonrisa.

Segundos luego, me erguí.

—¿Y qué tal te ha paracido Estésa hasta ahora?

Sonreí mientras hablaba de los videntes, la verdad no podía tener queja alguna.
-Estésa por ahora me parece maravillosa, es tan especial... tan único... Me encanta - Reí

—Debe de encantarte —asentí, mientras me sentaba en el césped. Dejé que mis cabellos calleran por mi espalda—. ¿Ya has tenido alguna experiencia como uno? —me interesé. Luego, me di cuenta de que quizás la pregunta no estuviera demasiado clara—. Me refiero a una experiencia como vidente. Alguna predicción.

Spoiler para Amanda:

Spoiler: